"Epigrafista" es la persona aficionada o versada en epigrafía (y la epigrafía es la ciencia que estudia los textos escritos sobre materiales duros - piedra, metal).

La epigrafía nos pone en contacto con las ideas de nuestros antepasados sin intermediarios, sin manipulaciones. Los textos en papel, (que los estudia la paleografía), en cambio, de tanto copiarse suelen contaminarse con aportaciones de sus respectivos copistas.



Bienvenidos a mi mundo, al mundo de EL EPIGRAFISTA.

domingo, 1 de diciembre de 2013

La romanización de Hispania.


Esta semana he estado visitando en las Naves del Matadero en Madrid la interesante exposición sobre la Villa de los papiros de Herculano que se mantendrá hasta abril del 2014. Uno de los objetos que me llamó la atención fue una estela funeraria del siglo II d.C. hallada en Córdoba que fotografié (la foto es la que está en la parte superior de esta entrada).

El texto en latín dice: P(ublius) PUBLICIUS PROVINC(iae)  BAETIC(ae)  LIB(ertus) FORTUNATUS MARMORARIUS SIGNUARIUS VERNA URBICUS ANN(orum) LXXV.

La traducción que hago es ésta: "Publio Publicio Fortunato, liberto de la provincia Bética, marmolista especialista en relieves, (anteriormente) esclavo de la ciudad de Roma, de 75 años."

La intensa romanización del sur de Hispania, región a la que los romanos llamaban "Provincia Baetica" y que se corresponde grosso modo con la actual Andalucía, no cabe duda de que fue protagonizada en un primer momento por soldados romanos. Pero tras éstos vinieron hombres como nuestro protagonista de esta estela, Publio Publicio Fortunato, que fue un valioso esclavo público de la misma capital del imperio, Roma, pero que después, según nos dice la estela, consiguió ser manumitido y, ya como liberto, se estableció en Hispania, en la capital de la provincia Bética, Corduba (Córdoba).

Allí, en Córdoba, consiguió trabajo, pues debía ser un experto marmolista, es decir, sabía tallar bloques de mármol para hacer estatuas, placas, lápidas,.... Además, era un trabajador muy especializado, pues como revela el adjetivo signuarius era capaz de modelar o tallar signa (dibujos decorativos y bajorrelieves). Todo ello le debió de permitir llevar una vida desahogada en el sur de Hispania, y quizá no es casual que como nos revela la lápida tuviera una larga vida, pues murió con 75 años, doblando en edad la esperanza de vida media de los romanos.

Con este hombre, trabajador cualificado, longevo y probablemente feliz, quiero rendir un homenaje a esos miles de hombres anónimos que, como este marmolista, fueron convirtiendo el territorio de la península ibérica en una de la regiones más prósperas del mundo antiguo, integrando a nuestros antepasados bárbaros en la avanzada civilización romana, contagiándolos de sus artes y de su lengua, el latín.

Aprovecho también para recomendaros la lectura de la novela que ahora me estoy leyendo, titulada Sertorio, del magnífico escritor portugués Joao Aguiar, que ilustra también la nobleza de algunos romanos tratando a los indígenas hispanos (vaya, que no todos los romanos fueron gente cruel que entraba a sangre y fuego en nuestro país: afortunadamente, hubo hombres como Sertorio que facilitaron la romanización de Hispania).


sábado, 31 de agosto de 2013

La defensa de Alemania



Suele considerarse que el territorio de la actual Alemania quedaba fuera del Imperio romano. Nada más lejos de la verdad: cierto que sólo algunas regiones del oeste y del sur estuvieron en manos de Roma, pero durante más de 500 años fueron tan romanas como cualquier otra ciudad del Imperio.

Estas regiones eran las situadas a la izquierda del río Rin, que es de sobra conocido que servía de frontera con los pueblos germánicos bárbaros. 

Todos los pueblos del Imperio contribuyeron a mantener estas regiones dentro del ámbito romano.Un buen ejemplo es la hermosa estela funeraria que abre esta entrada. En ella se observa el retrato de un joven soldado hispanorromano, bajo cuya figura aparece esta inscripción:

PINTAIUS PEDILICII F(ilius), ASTUR TRANSMONTANUS CASTELLUM INTERCATIA. SIGNIFER C(o)HO(rtis) V ASTURUM. ANNO(rum) XXX. STIP(endiorum) VII. H(eredes) EX T(estamento) F(aciendum) C(uraverunt).

Lo más alucinante es que esta estela se ha encontrado en...¡Bonn, la capital de la República Federal de Alemania hasta 1.990, la ciudad en la que nació el genio alemán de la música Beethoven! 

Bonn parece ser un nombre de origen celta (Bonna=ciudad), ciudad situada a la izquierda del Rin y que los romanos pusieron el nombre de Castra Bonnensia.Al ser una ciudad de frontera, diversas legiones romanas la defendieron.

El original, de piedra caliza, se conserva en Alemania, pero yo fotografié este verano esta réplica en...el Museo Arqueológico de Asturias, en Oviedo, a más de 1.500 kilómetros de Bonn...

¿Qué sentido tiene todo esto? Vamos a traducir la inscripción de la estela:

Pintayo, hijo de Pedilicio, astur transmontano del castellum de Intercatia, portaestandarte de la cohorte quinta de los astures. De 30 años, (siendo) 7 de servicio militar. Sus herederos se encargaron de hacerlo (el monumento funerario) de acuerdo con su testamento.

Los astures habían demostrado durante siglos una resistencia tenaz a los romanos, pero cuando finalmente en época de Augusto fueron sometidos, entonces los romanos les ofrecían la posibilidad de enrolarse en su ejército (cobrando el stipendium, la paga militar a la que alude la lápida). Por esta razón, muchos astures actuaban como limitanei, es decir, soldados de frontera, en estas regiones que ahora hablan alemán, formando secciones enteras de astures (por ejemplo, nuestro protagonista, el astur Pintayo, pertenecía a una cohorte formada sólo por astures, y una cohorte era una unidad cuyo número según las épocas osciló entre 420 y 600 soldados, un número considerable).

Con esta explicación espero dejar clara la idea de que entonces, bajo los romanos, Europa era una unidad política real: un asturiano luchaba en Alemania como si lo estuviera haciendo por su propio pueblo...

(Por cierto, desconocemos dónde estaba exactamente la ciudad de origen de este soldado, Intercatia, porque en Hispania había varias ciudades con este nombre. La palabra castellum sólo denota que debía tratarse no de una ciudad, sino más bien de una pedanía perteneciente a otra ciudad mayor; tampoco ayuda mucho saber que era un astur transmontano, pues con esta expresión los romanos se referían a cualquier hispanorromano que viviera en una amplia zona que abarcaba desde el oeste del actual Principado de Asturias hasta la región portuguesa de Trás-os- Montes. Pero ya vemos cómo sus herederos, siguiendo las disposiciones del testamento, marcharon desde Hispania hasta Alemania para enterrar debidamente a su paisano, muerto con sólo 30 años - aunque entonces ésa era más o menos la esperanza de vida media en el Imperio romano- dejando muy clara su procedencia astur).

Ahora que estoy terminando de leer la trilogía sobre Atila del escritor William Napier, he querido hacer un recuerdo de cómo eran los soldados que vigilaban esa difícil frontera que siglos más tarde arrasarán los hunos acompañados de diversos pueblos bárbaros.

martes, 30 de julio de 2013

60 millones de romanos






En vacaciones estoy aprovechando para leer muchos libros. Ahora mismo estoy leyendo un curioso ensayo titulado Sesenta millones de romanos, de Jerry Toner. En él se muestra una tesis muy interesante: la población del Imperio romano, como la de cualquier estado, fue variable, pero por los datos de los censos que tenemos la media del número de habitantes debía de rondar unos 60 millones (aunque en algunos momentos debió aproximarse a los 100 millones). Puede parecer poco, pero hace 2000 años el mundo debía de tener una población de unos 500 millones de habitantes, por lo que una quinta parte de la población mundial vivía dentro del Imperio romano.

Pero la reflexión de Jerry Toner es que la imagen que tenemos de la sociedad romana es una imagen que se limita mucho al papel de las élites, principalmente los nobles (patricios, senadores, caballeros,...), cuya cifra debía estar en torno a las 250.000 personas, y el ejército, formado por aproximadamente medio millón de soldados. Es decir, que estas élites apenas llegarían al millón de habitantes, en un imperio en que vivían unos 60  millones de seres humanos, por lo que vendrían a representar algo menos del 2% de la población total.

El resto, es decir el 98% eran las no élites, de las que casi nada se dice en los libros de texto de historia, pero que sin embargo eran el verdadero motor de la sociedad romana: plebeyos, peregrinos, libertos, esclavos,...sin ellos Roma no habría sido lo que fue.

Hoy me mueve el sentimiento de querer hacer mi pequeño homenaje a esas no élites, y por eso he seleccionado esta estela funeraria. Raramente aparece en la estela funeraria el oficio del difunto, pero ésta, encontrada en Salas de los Infantes (Burgos) y que se expone actualmente en el Museo arqueológico provincial de Burgos, tiene un relieve bajo los signos astrales de la parte superior, habituales en las lápidas paganas, sobre el cartel de la inscripción, que no deja dudas sobre la profesión del difunto: era un pastor, uno de esos 60 millones de personas anónimas que generación tras generación dieron vida al Imperio romano. Se aprecia claramente el dibujo de un  hombre junto a dos vacas.

La estela, que fotografié hace unos años, tiene la siguiente inscripción:


AVSCVS BOVTIVS VIRONI F(ilius) AN(norum) XXX H(ic) S(itus) E(st)

Es de fácil traducción: "Ausco Boutio, hijo de Virono, de 30 años. Aquí descansa." 

Hoy, estimado lector, te invito a que pronuncies conmigo en voz alta el nombre de Ausco Boutio, probablemente un peregrino (hombre libre pero sin ciudadanía romana) que pasó su anónima y corta vida ocupado en sus duras tareas de pastoreo en tierras hispanas: así, según creían los romanos, le "liberaremos"  de la segunda muerte, la muerte en el olvido. Y de esta manera te invito también a que momentáneamente olvides que los romanos no sólo eran gente como Julio César, Trajano o San Agustín, sino que la inmensa mayoría tenían mucho más en común con nuestro desconocido Ausco. 

Fueron gentes como Ausco las que dieron lugar a la forma de latín en la que tú y yo ahora nos entendemos, fueron gentes como Ausco las que hicieron este mundo que tú y yo hemos heredado...

domingo, 14 de julio de 2013

"CONSERVUS": ESCLAVOS, PERO AMIGOS HASTA LA MUERTE.

Como ya anuncié en una entrada anterior, el Museu Dom Diogo de Sousa en Braga (Portugal), reúne una interesante colección de epigrafía romana, en donde destacan las estelas funerarias pertenecientes a las diversas necrópolis de la ciudad de Bracara Augusta, capital de la provincia "Gallaecia".

Entre ellas es muy original esta estela que un "conservus", es decir, un esclavo compañero de otro esclavo, dedica a su amigo. Ambos debían trabajar en una herrería al servicio del mismo señor, a juzgar por los relieves que decoran la estela: en la parte inferior aparecen un martillo, un mazo, unas varas y  en la parte superior de la estela una azada.

El texto en latín ocupa el lugar central: "Agathopodi,  T. Satri. Zethus, conservus", que se podría traducir como "A Agatópodo, (esclavo) de Tito Satrio. Zetho, esclavo compañero de él (le dedicó este monumento funerario)".

Tito Satrio, quizá un ciudadano de Bracara Augusta, debía de tener algún tipo de taller o herrería en donde trabajaron dos esclavos de origen griego (sus nombres así lo revelan). Estos dos esclavos griegos, de los cuales al menos uno, Agatópodo, murió en la ciudad en la que servía a su amo (a juzgar por los rasgos de la lápida en algún momento de los siglos I o II d.C.), debían de haber compartido tareas. Lejos de su tierra, estos dos griegos, que por alguna razón desconocida sirvieron al mismo dueño en el noroeste de Hispania, podemos pensar que fueron grandes amigos. La estela parece demasiado ostentosa para un esclavo, por lo que podríamos suponer que estamos hablando de esclavos griegos muy apreciados, quizá por ser capaces de realizar trabajos muy especializados, y al menos Zetho pudo reunir con su "peculium", especie de propina que los señores daban a sus esclavos, una cantidad de dinero importante como para costear esta lápida y dedicársela a su compañero de faenas.

(En la parte inferior de la estela el texto original -quizá "hic situs est", "aquí descansa", o alguna otra típica fórmula funeraria -casi no puede leerse, pues fue sustituido por  un texto en latín y portugués en 1757 que nos hace ver que esta estela fue reutilizada siglos más tarde, como es bastante habitual).

miércoles, 3 de julio de 2013

Iptuci: una ciudad romana en la sierra de Grazalema.

         Mis suegros son de un pueblo del sur de Sevilla que se llama Montellano. Allí mantienen una acogedora casa de dos pisos, y desde la azotea de la casa se contempla un buen panorama de la Sierra de Grazalema, ya en la provincia de Cádiz. En particular desde esa azotea se puede observar una silueta blanca que corresponde al pueblo de Prado del Rey, pueblo serrano y gaditano que visito con frecuencia. En el término municipal de Prado del Rey se conservan vestigios de la ciudad romana de Iptuci, una ciudad con más de 3.000 años de historia, ocupada ya por iberos, fenicios y cartagineses antes de que los romanos, atraídos por sus minas de sal, decidieran hacer de ella una notable ciudad, de la que se conservan algunos vestigios. Además de sus ruinas, son notables dos inscripciones romanas, ambas conservadas en Prado del Rey.
         La primera está en la misma oficina de turismo del pueblo, en cuya entrada lo primero que uno encuentra es la reproducción de una lorica segmentata, la famosa armadura articulada que usaron los romanos entre los siglos I a.C. y III d.C. (por cierto, producir esta armadura era muy caro, y los romanos dejaron de fabricar esta excelente armadura; lo cual fue un tremendo error, pues los pueblos bárbaros que rodeaban el imperio sacaron provecho de todo ello enfrentándose a unos legionarios peor armados...). 
       La fotografía que abre esta entrada es de esa armadura. Enfrente se encuentra una pieza muy interesante, una placa de bronce:



              Junto con su traducción:


                  
                   Es muy interesante la pieza, que nombra al Senatus populusque Iptuccitanorum, es decir, el senado y el pueblo de los de Iptuci (el nombre latino de la ciudad, que debe leerse con acentuación esdrújula, aparece en unas inscripciones como Iptucci y en otras con una sola "c"). Es un buen ejemplo de epigrafía jurídica que habla de un pacto de amistad entre los habitantes de la referida ciudad de Iptuci con otra ciudad romana (Colonia Ucubi Iulia, situada en la actual provincia de Córdoba) que ambas ciudades rubricaron con esta placa por la época de la muerte de Cristo.

                       En la misma oficina de turismo se exponen otras piezas halladas en los alrededores de Iptuci, que pude fotografiar bien gracias a la gentileza de la empleada de la oficina que me abrió las vitrinas para evitar que las fotos salieran con el reflejo de los cristales. Por ejemplo, esta falcata ibérica en muy buen estado de conservación:



                 La segunda inscripción está ubicada en un lugar mucho más original; se trata de un cipo funerario empotrado en la fachada de la  Iglesia mayor del pueblo:



´                     Aunque en las dos primeras líneas del texto de la lápida faltan algunas letras que dificultan la lectura, la interpretación general de este monumento funerario se aproximaría mucho a esta traducción:

                      "Fabia Fabiana, hija de Cayo, dispuso en su testamento que en lugar público se le erigiese una estatua. Así lo ha cumplido su hermano Fabio Montano, su heredero,  y ha dedicado la estatua en el lugar que le fue otorgado por el esplendidísimo ayuntamiento de Iptuci".

                     De la estatua que quizá coronaba este cipo que Fabio Montano dedicó a su hermana Fabia no queda nada. Es interesante la referencia que al final del texto se hace al ordo iptucitanorum, que sería algo así como el actual ayuntamiento de la ciudad de Iptuci. También la inscripción sugiere que la tal Fabia debió de ser una mujer importante y adinerada, para mandar que se le erigiese una estatua en algún lugar público de la ciudad y que el ayuntamiento considerase que dada su importancia o su poder económico tenía que dedicar un espacio público al monumento funerario que ella dispuso en su testamento.
               
                  Esto vuelve a sugerir, una vez más, que la situación  real de la mujer en la sociedad romana era muy diferente del nulo papel que tenía en las instituciones políticas: es decir, de iure las mujeres estaban sujetas a las decisiones de los varones, pero de facto gozaban de una amplia libertad de movimiento que les permitía, por ejemplo, disponer de bienes propios e importantes, y su influencia en la vida diaria de las calles de las ciudades romanas era mucho mayor de lo que imaginamos, a pesar de que los varones romanos no contasen con ellas para la política y para el ejército.

                   En Iptuci se emitieron también monedas romanas. En definitiva, debió de ser una ciudad romana notable a juzgar por estos testimonios y por sus restos arqueológicos. La ciudad siguió viva después de los romanos: los árabes construyeron una fortaleza que está frente al actual pueblo de Prado del Rey para defenderla de los cristianos. De esta fortaleza se conserva la torre del homenaje del castillo árabe que la coronaba, aunque en bastante mal estado:




                      Los lugareños la llaman la Torre Pajarete (al parecer el nombre guarda relación con un tipo de vino que se producía en estas tierras). Con el zoom de la cámara hice un plano en el que se ve su actual estado de abandono, con ganado pastando alrededor...




                     La historia de la ciudad de Iptuci no duró mucho después de ser tomada por los cristianos hacia el siglo XIII. Parece que la ciudad fue abandonada definitivamente a finales del siglo XV, y desde entonces sus muros y piedras han sido reutilizados, como es habitual, para construir nuevos edificios en los pueblos de los alrededores. 

                        (Dedico esta entrada a mi suegro, Gervasio Zamora Díaz, "montellanero" afincado en Madrid, que se encuentra mientras escribo hospitalizado, recuperándose de un "ictus").



domingo, 31 de marzo de 2013

La datación del Acueducto romano de Segovia.


La epigrafía está demostrando ser el instrumento que quizá pueda revelarnos el misterio de la datación del célebre Acueducto romano de Segovia, junto a cuyos últimos arcos este modesto epigrafista se crio.

En 1992, el famoso epigrafista Alföldy, de origen húngaro pero de formación alemana, hizo pública su lectura de la inscripción que debía de figurar en el propio Acueducto en la zona central de la arquería principal , de la que se podía deducir que el Acueducto debió de iniciarse en época de los flavios y que la obra fue rematada en época de Trajano (en todo caso, la construcción se iniciaría a finales del siglo I d.C.). 

-Imagen de Alföldy (1935-2011)-


Pero en 1998 el arqueólogo español Germán Prieto publicó el resultado de la última intervención arqueológica hecha hasta el día de hoy en el edificio: una serie de catas realizadas alrededor de las bases de los últimos arcos del Acueducto. En una de estas catas, en una zona en la que nadie había trabajado previamente y que correspondía a la época en la que se construye la cimentación del Acueducto, apareció una moneda que puede tener un valor incalculable para la datación definitiva del monumento: se trata de un sestercio de Trajano, similar al de la fotografía que abre esta entrada.

El sestercio presenta en el anverso el rostro de Trajano mirando a la derecha con la inscripción IMP. CAES.NERV.TRAIANO.AVG.GER. DAC.P.M.TR.P.COS.VI.P.P. La traducción sería: "Al Emperador César Nerva Trajano Augusto, Germánico, Dácico, Pontífice Máximo, con potestad tribunicia, en su sexto consulado, Padre de la Patria". El reverso, mucho más deteriorado en la moneda hallada junto al Acueducto que en la que reproduzco arriba, presenta la imagen de una mujer sedente, problemente una representación de la diosa de la Paz.

El sexto (y último) consulado de Trajano tuvo lugar entre los años 112 y 116 d.C.

Por tanto, si suponemos que alguien (¿un obrero?) perdió esa moneda cuando el edificio se estaba terminando de construir, parece que se confirma la tesis de que el edificio debió de inaugurarse en torno al año 115 d.C., al final del mandato de Trajano (que muere en 117 d.C.). Si tenemos en cuenta que según los tratados romanos que tenemos de arquitectura una obra de estas características tardaba al menos unos 25 años en construirse, eso reforzaría la tesis de que el edificio fue un proyecto concebido en época de algún emperador flavio, quizá del mismo Vespasiano o de alguno de sus sucesores.

Gracias a la epigrafía podemos decir que en gran parte el enigma de la datación del Acueducto romano de Segovia está resuelto: ya nadie puede dudar de que fue construido principalmente durante los últimos años del siglo I d.C. y terminado en ese mismo siglo o muy a principios del siglo II d.C., con lo que el momento en el que se inauguró seguramente sería en el mandato del emperador Trajano (98d.C.-117d.C).

También hay que añadir a los argumentos epigráficos  la comparación estética con uno de los acueductos de la misma ciudad de Roma, en concreto el Aqua Claudia, terminado en el año 51 d.C. bajo el mandato del emperador Claudio. Es el acueducto romano al que más se parece el de Segovia, si bien el Aqua Claudia es de construcción algo más tosca que el de Segovia y sólo tiene una arquería. No es difícil suponer que los que construyeron el de Segovia se inspiraron en la construcción del Aqua Claudia de la capital, Roma, pero mejorando el modelo, por lo que eso favorece la tesis de que el acueducto de Segovia debió construirse principalmente en el último cuarto del siglo I d.C., y terminarse quizá en alguno de los primeros años del siglo II d.C. Os pongo una fotografía del Aqua Claudia en donde se observan sillares labrados de manera parecida a los del acueducto de Segovia:


-Vista del Aqua Claudia de Roma-

El otro gran enigma, sin embargo, sigue en pie: ¿por qué construyeron los romanos esta impresionante obra de ingeniería hidráulica para una ciudad, Segovia, que en el mejor de los casos tendría unos 5.000 habitantes? Tal vez la epigrafía en el futuro también nos ayude a responder a esta misteriosa cuestión.

-Entrada dedicada a mis alumnos de Cultura Clásica de 3º de ESO, que recorrieron conmigo a pie el último kilómetro del Acueducto el 20 de marzo de 2013-

jueves, 14 de marzo de 2013

BRACARA AUGUSTA

Cuando el emperador Diocleciano reorganizó a finales del siglo IV d.C. las provincias del Imperio Romano, dividió la Península Ibérica en cinco provincias: Tarraconensis (con la capital en Tarraco, actual Tarragona), Carthaginiensis (con la capital en Carghago Nova, actual Cartagena), Baetica (con la capital en Corduba, actual Córdoba), Lusitania (con la capital en Emerita Augusta, actual Mérida) y Gallaecia (con la capital en Bracara Augusta, actual Braga, en Portugal).

Hace unos años visité esta última ciudad, de la que quedan pocos vestigios romanos: principalmente unas termas públicas situadas al norte de la ciudad (os pongo un par de fotografías para que veáis que no eran muy grandes, y responden al módelo típico de termas romanas):


Pero quizá la ciudad merezca una visita porque en ella se encuentra un interesante museo que reúne un buen número de monumentos funerarios encontrados en lo que debieron ser algunas de las necrópolis de esta ciudad y de sus alrededores: es el Museu Dom Diogo de Sousa.

Las fotografías que hice en mi visita (desgraciadamente...) las he extraviado, pero de la página web del museo he obtenido algunas que me permitirán comentaros las interesantes inscripciones hispanas (sí, porque aunque hoy estén en el vecino Portugal entonces todos los habitantes de la Península eran hispanos) que allí pude ver. Como avance, os pongo dos fotografías que muestran varios monumentos funerarios que se exponen en el Museo:


Ya os iré comentando las más notables en próximas entradas del blog.




lunes, 21 de enero de 2013

AL CÉSAR, LO QUE ES DEL CÉSAR.








         Hace poco adquirí en una tienda de numismática de las que están en torno a la Plaza Mayor de Madrid una moneda romana que siempre me ha llamado mucho la atención. Las fotos que veis arriba, hechas por mí,  son del anverso y del reverso de esa moneda.

        La moneda es falsa: me lo advirtió con toda honradez la persona que me la vendió. Pero es una reproducción excelente del conocido denario de plata de Tiberio: me costó 18 euros, pero si fuera auténtica su precio estaría en torno a los 300 euros. La auténtica pesa unos 3,5 gramos de plata, y esta copia pesa sólo 2,8 gramos.


Esta moneda se conoce como el “denario del tributo”, (en el mundo es más conocida por su nombre en inglés, “Tribute Penny”) porque se supone que es la moneda a la que Jesucristo se refirió cuando, discutiendo con los fariseos sobre el pago de los tributos a Roma, dijo la célebre frase: “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios” (el suceso lo refieren tres de los cuatro evangelistas: Mateo 22. 15-22,  Marcos 12. 15-17 y  Lucas 20. 20-26).

El pasaje bíblico, muy conocido, lo reproduzco a continuación en la la versión de San Mateo:
".... Entonces los Fariseos se fueron y celebraron consejo sobre la forma de sorprenderle en alguna palabra. Y le envían sus discípulos, junto con los herodianos a decirle “Maestro, sabemos que eres veraz y que enseñas el camino de Dios con franqueza y que no te importa por nadie, por que no miras la condición de las personas. Dinos, pues, qué te parece, ¿es lícito pagar el tributo al César o no?”. Jesús conociendo su malicia, dijo: “hipócritas,¿por qué me tentáis? Mostradme la moneda del tributo”. Ellos le presentaron un Denario. Y les dice: “¿de quién es esta imagen y la inscripción?” Le responden: “Del César”. Entonces les dice:  “Pues lo del César devolvédselo al César y lo de Dios, a Dios.”....."

¿Por qué somos muchos los que pensamos que la moneda que le mostraron los fariseos a Jesús fue precisamente una como la que he fotografiado?  Por lo siguiente: hoy en día sabemos que Herodes había muerto en el año 4 a.C., lo que quiere decir que Jesús no pudo nacer después de esa fecha. Como sabemos que Jesús murió a los 33 años, eso quiere decir que la fecha de su muerte no puede ser posterior al año 29 d.C. El suceso del denario debió ocurrir antes de su muerte, en algún momento entre los años 26 al 28 d.C., dado que según los Evangelios la vida pública de Jesús transcurrió durante los tres últimos años de su vida.
En esos años Roma estaba gobernada por el emperador Tiberio (emperador que gobernó el Imperio Romano desde al año 14 d.C. al 37 d.C.). Hacia el año 25 d.C. la moneda básica que circulaba a lo largo y ancho del Imperio (es decir, algo así como el "euro" de la época) era este denario, del cual además sabemos que se acuñó en la ceca  (fábrica de monedas)  de  Lugdunum (actual Lyon, Francia) entre el año 16 d.C. y el 37 d.C.. Por todo ello es muy probable que el denario que Jesús tuvo en sus manos en aquel suceso fuera uno como éste.

Aprovecho para deciros que el nombre denario (relacionado con el número diez, en latín decem) viene dado porque su valor inicialmente era el de 10 ases (el as era la moneda de más escaso valor, y mientras que el denario era de plata, el as era de bronce o de latón, y podríamos decir que era algo así como el céntimo del euro), aunque desde el año 217 a.C. el valor del denario se cambió, quedando fijado desde ese año en 16 ases. Del nombre de esta moneda, el "denario", deriva nuestra palabra española “dinero”.

Volviendo al denario de Tiberio: vamos a ver qué estaba escrito en él (ahora os pongo debajo una foto que he encontrado en internet que reproduce un original bien conservado):


Anverso: TI(berius) CAESAR DIVI AUG(usti) F(ilius) AUGUSTUS  (es decir: “Tiberio César Augusto, hijo del divino Augusto”). La figura es una cabeza del emperador mirando hacia la derecha y coronado con laurel.

Reverso: PONTIF(ex)  MAXIM(us)  (es decir: “Pontífice Máximo”). La figura es la imagen de su madre Livia, viuda del anterior emperador Octavio Augusto, sentada hacia la derecha en una silla curul, representada como la diosa de la Paz, con un cetro y una rama de olivo. 

(Por cierto, Livia era la madre biológica de Tiberio, cuyo padre biológico en cambio era un patricio romano llamado Tiberio Claudio Nerón -no confundir con futuros emperadores que llevaron luego alguno de estos nombres-; Octavio se enamoró locamente de Livia en el año 39 a.C., a pesar de que Livia estaba casada y ya era madre de Tiberio y estaba esperando un segundo hijo- el hermano de Tiberio, Druso-; pero Octavio obligó a su anterior marido a divorciarse de ella para contraer él mismo matrimonio con Livia: años después Octavio adoptó a Tiberio como hijo suyo y terminó aceptándolo como su sucesor).